Este fin de semana volvía a la competición para nuestro alevín después del puente de Mayo, que junto con el parón de Semana Santa, no les permitiría coger ritmo. Tendríamos que estar muy concentrados y con la actitud al 200% porque el equipo rival por su clasificación, a priori, no nos lo iba a poner nada fácil.
El equipo rival comenzó el partido con mucha dureza física y si a eso añadimos que el campo era muy pequeño, costaba mucho anotar a los dos equipos y al terminar el primer sexto el marcador, con un 4-6 a favor de los verdes, reflejaba lo largo y complicado que iba a ser el encuentro.
En el descanso, la frustración de los jugadores se hizo patente porque el árbitro no pitaba nada y la dureza física de los de Getafe no nos permitía estar cómodos en el terreno de juego lo que hizo que varios jugadores entrarán al vestuario llorando. A partir de ahí salimos a hacer nuestro juego y hubo momentos en que lo conseguimos y otros que era imposible luchar contra los «elementos externos».
Partido difícil de gestionar que nos ha permitido poner en valor otras cosas como no bajar los brazos hasta el pitido final y aprender también de la derrota.
¡Seguimos San Ignacio! ¡au, au, au!
